Si hay un lugar para experimentar nuevas formas, colores y sabores, es Barcelona. Esta ciudad española es la favorita de muchos viajeros y con mucha razón. Tanto lo que vimos como lo que probamos fueron puros homenajes a la creatividad.
Empezando con las diferentes obras arquitectónicas del gran Antoni Gaudí, que
entre las tantas que son, sobresalen la basílica Sagrada Familia y el Park Güell.
Entrar a la Sagrada Familia y no maravillarse con todo lo que uno ve es imposible.
Uno de momento se encuentra dando vueltas mirando a todos lados y hacia arriba.
En cada rincón de esta estructura hay un color, una forma y una historia. Por su parte el Park Güell te lleva por un recorrido que deja claro que la imaginación no tiene límites y que Gaudí lo tenía muy claro.
Para los amantes del futbol está el Camp Nou, que es el estadio del FC Barcelona. No
importa si eres o no fan de esta selección, vale la pena ir, ya que es el estadio con
más capacidad de toda Europa y el quinto en el mundo. Allí también está el museo
para conocer más de la historia del equipo.
Hay mucho por hacer y si el clima está perfecto mucho mejor, ya que al aire libre
uno puede caminar por la famosa Rambla que llega hasta el puerto. También
recomendamos caminar por el Barrio Gótico y El Born, que ambos tienen una vibra
extraordinaria y están llenos de lugares para comer. El Arco del Triunfo, la montaña
Montjuic y la Plaza de España no pueden quedarse fuera de la agenda. Al menos
pasar a verlos.
Y ya con todo esto hemos visto colores y formas, pero cuando se trata de sabor,
Barcelona nos sorprendió más de lo que esperábamos. Aparte de sus infinitas
opciones de tapas y montaditos, probamos ganache de chocolate sobre
tostaditas de pan con aceite de oliva y sal. Quién iba a decir que tal mezcla se
convertiría en uno de los mejores postres que hemos probado.
Barcelona es sin duda una ciudad con una vibra increíble y sabores que dejan a
cualquiera queriendo un poco más.
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