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  • Writer's pictureDiana Otero

ALPES SUIZOS

Una experiencia del más allá.



Si alguna vez pensamos haber estado frente a un paisaje que parece pintado, nos equivocamos. Tan pronto llegamos a los Alpes Suizos supimos que era ese el verdadero postcard en vivo. Casitas de madera, montañas cubierta de nieve, patios comenzando a ponerse verdes por la llegada de la primavera y un cielo azul perfecto. Lo que uno ve es casi una contradicción, pues por un lado se siente la llegada casi del verano, pero por otro es un pleno invierno.


Los Alpes Suizos se componen de muchos pueblitos a lo largo de las montañas. Unos quedan más abajo, como Interlaken que es el sector base, y poco a poco uno van subiendo hasta llegar a los más comunes para los esquiadores. Claramente porque son los que están en las áreas cubiertas de nieve. Nosotros elegimos un punto medio, llamado Wengen, desde el cual pudimos movernos fácilmente a todos lados.

A pesar de la tranquilidad y el silencio que reina en los Alpes, hay mucho por hacer. El movimiento de vehículos en los alrededores es mínimo, cosa que aporta aún más al contacto real con la naturaleza. Desde caminar desde un sector a otro, hasta conocer el Tope de Europa, hay mucho por conocer.


En Interlaken conocimos uno de los lagos más bellos y famosos de Suiza, el Brienz. Con su azul verdoso muy peculiar pinta un paisaje de ensueño. Igualmente el sector Grindelwald tiene la vida nocturna que no se encuentra en cualquier parte de los Alpes.


Grindelwald

Como nunca habíamos esquiado nos matriculamos en un curso de un par de horas para aprender lo básico. Si bien terminamos exhaustos, esta fue una de las experiencias que más recordaremos de este viaje. A esta se le suma caminar por el borde de una montaña a casi 10 mil pies de altura. El Thrill Walk se construyó para los amantes de la adrenalina.


Uno de los lugares más visitados por turistas en los Alpes Suizos es Jungfrau, el Tope de Europa. Para llegar hay que montarse en un ferrocarril que cruza por el medio de la montaña, por un túnel que fue construido hace más de 100 años. Aparte de lo fascinante que es saber que sin adelantos tecnológicos se hizo tal construcción, uno está llegando a la estación de tren más alta de Europa. Desde allá arriba las imponentes montaña se vuelven pequeñas. La amplia vista y el viento frío son parte la experiencia. Un Palacio de Hielo es también una de las atracciones de Jungfrau.


Y así en los Alpes Suizos encontramos la contradicción de la pura tranquilidad y la verdadera adrenalina. El contacto directo con la naturaleza y a la vez con tecnología centenaria que aún funciona. Los Alpes Suizos nos sirvieron para reconfirmar que a Europa volveremos nuevamente. Por los paisajes, la historia, el queso, el chocolate, y muchas cosas más.

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